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Crítica de Parásitos, de Bong Joon-ho

Bong Joon-ho es uno de los grandes nombres del actual cine coreano y su última propuesta Parásitos viene precedido de un arrollador éxito de crítica, habiendo ganado, entre otros, la Palma de Oro del pasado festival de Cannes.

PUNTUACIÓN: 7.5/10

Tanto Gi Taek (Song Kang Ho) como su familia están sin trabajo. Cuando su hijo mayor, Gi Woo (Choi Woo Shik), empieza a dar clases particulares en casa de Park (Lee Sun Gyun), las dos familias, que tienen mucho en común pese a pertenecer a dos mundos totalmente distintos, comienzan una interrelación de resultados imprevisibles. (FILMAFFINITY)
Parásitos cuenta con un guión escrito por Kim Dae-hwan, Jin Won Han y el propio Bong Joon-ho. Kyung-Pyo Hong es el director de fotografía, con música de Jaeil Jung, estando intepretada por Song Kang-ho, Lee Seon-gyun, Jang Hye-jin, Cho Yeo-jeong o Choi woo-sik.

Parásitos de Bong Joon-ho es ese tipo de películas que cuanto menos sepas antes de verla, mejor. Tras verla y siendo completamente sincero, debo decir que me ha gustado bastante y me ha resultado inesperada y sorprendente de principio a fin, pero queda lejos de ser la mejor del año.

A decir verdad, no se qué esperaba a priori, pero sin duda no era esto. Lo cual no tiene por qué ser algo malo, está bien ser sorprendido en una sala de cine. Además, a la hora de aproximarse a esta película hay que tener en cuenta que el cine coreano, y en general el asiático, tiene un tono diferente al europeo o el americano. Había leído que Parásitos era una mezcla de comedia y drama, de hecho así se la cataloga en el propio poster de la película, pero diría que es un drama social al 100%, aunque planteado desde la idiosincracia coreana, lo que provoca algunas situaciones un poco ridículas. De hecho, si realmente la película es una comedia negra, la película sería un fail total.

Bong Joon Ho realiza una interesante disección de las las clases sociales coreanas, con intereses y preocupaciones tan diferentes que parecen ser habitantes de planetas separados. La familia pobre ha sufrido las consecuencias de la crisis económica, los padres están en paro y los dos hijos tuvieron que abandonar los estudios al no poder pagarlos. Viven en una situación tan desesperada que están pendientes de cualquier chanchullo que les permita sobrevivir un día más, sea de la forma que sea.

Esta forma de vivir centrada en el ahora (y mejor no pensar en el futuro ya que se dice también que no van a tener derecho a una pensión cuando se hagan mayores), provoca que no puedan tener las mismas preocupaciones «elevadas» que la familia rica, que vive en la cima de una colina con nada más que pájaros en la cabeza. La vida desahogada de los ricos hace que olviden completamente a los menos favorecidos, e incluso catástrofes naturales como lluvias torrenciales que provocan inundaciones son vistas por los ricos como buenas porque “limpian” el ambiente. Aunque en la superficies parecen buenas personas (“gente simpática”), en realidad con seres egoistas igual que los demás, con la diferencia que los pobres no ocultan su propia naturaleza.

Parásitos ofrece varias metáforas visuales super buenas cuando nos muestran el paso de un mundo al otro, además de mostrar un “purgatorio” en el interior de la vivienda. Mientras que los ricos viven en una casa con grandes ventanales con la luz de gran protagonista, la familia pobre vive en un sótano desde donde ven la vida pasar a través de unos pequeños ventanucos.

Incluso dentro del tema general de la lucha de clases, Parásitos ofrece otra interesante metáfora al mostrar que dentro de los pobres hay también diferentes niveles y clases, peleándose por las migajas de los ricos. Es hasta doloroso ver como existen pobres y pobres arrastrados que sufren en el vertedero mientras los ricos celebran fiestas despreocupados de lo que pasa a su alrededor.

La forma en que la familia protagonista recuerda su lugar en el mundo me pareció uno de los momentos más desoladores que recuerdo, y en ese sentido, el final de Parásitos me parece perfecto. Además, visualmente la película es de 10 desde su primer fotograma hasta el final.

Dicho esto, el camino empleado por Bong Joon Ho para llegar a este final está adornado por un par de flipadas coreanas con las que me resultó imposible conectar. No se me ocurre nada malo que decir de la película ni le he encontrado fallos de lógica en la historia, pero estos elementos hicieron que no pudiera conectar del todo con la película y lo que nos cuenta, hasta el punto que ahora mismo catalogaría Parásitos como «buena película que no volvería a ver.»

Comparto el trailer de la película:

Me alegro de haber podido ver Parásitos en pantalla grande, y aunque tiene elementos y metáforas super interesantes, se me queda lejos de entrar en mi top de películas de 2019.

PUNTUACIÓN: 7.5/10

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Thirst, de Park Chan-Wook

Tras disfrutar recientemente The Handmaiden de Park Chan-wook, tenía ganas de ver otras películas de la filmografía de este director coreano. Así, llegó la hora de Thirst, película estrenada en 2009 que ganó el Premio del Jurado de Cannes  y el Premio a la Mejor Actriz del Festival de Sitges. Sin duda, mis expectativas estaban por todo lo alto con esta película que prometía un acercamiento al mito del vampirismo, pasado por el tamiz coreano.

 

Sang-hyun (Song Kang‑ho) es un caritativo sacerdote que vive atormentado por las dudas y la desesperación que le provoca un mundo dominado por el sufrimiento y la muerte. El deseo de salvar vidas lo lleva a África, para participar en un proyecto cuyo objetivo es encontrar una vacuna contra un virus letal. Aunque las esperanzas de sobrevivir son casi nulas, él sobrevive milagrosamente, volviendo a su ciudad natal. Tratado casi como un hombre santo, tras curar supuestamente una enfermedad de su amigo de infancia Kang-woo (Shin Ha Kyun), será acogido en su casa, en la que vive su madre y su joven esposa, Tae Ju (Kim Ok‑bin).
Thirst está basada en la novela Thérèse Raquin, de Émile Zola. El guión del propio Park Chan-Wook y su colaborador habitual Jeong Seo-Gyeong coge el triángulo amoroso de la novela de Zola como marco sobre el que construir una película totalmente diferente a todo lo visto hasta la fecha, centrada quizá en un deseo mucho más fuerte que el sexual, el deseo de morir, utilizando un marco de historia de vampiros. Nada más y nada menos.
Lo mejor y lo peor de la película es que intenta ser muchas cosas a la vez. No es solo una película de terror centrada en el mito del vampiro, sino que también es un triángulo amoroso un tanto bizarro y una lucha por controlar nuestras pasiones o dejar que nos ahoguen y nos lleven más allá.
En lo positivo, los personajes principales, el cura Sang-hyun y la esposa dominada Tae Ju, son como dos caras de la misma moneda. La relación carnal es realista y sus motivaciones y objetivos se comprenden dentro de la lógica de sus personajes. Ambos actores realizan estupendas interpretaciones, en las que el peso de sus pasiones marcarán su existencia.
Visualmente la película se sale hasta niveles máximos. La fotografía de Chung-hoon Chung (Old Boy, Stoker, The Handmaiden), es sobresaliente, y se nota un entendimiento entre ambos tan estrecho que parecen casi hermanos siameses. Hay varias escenas en las que claramente hay un intento consciente de presentar todo lo contrario a los que esperamos de una película de vampiros, como las escenas en las que el blanco puro satura la imagen.
Otros momentos muy buenos son cómo nos enseñan el peso de la culpa, (no digo más), o la visualización de las habilidades sobrehumanas del cura.
Hay sin embargo elementos menos buenos, precisamente porque desde cierto punto de vista la película se queda a medio camino en estos argumentos. Y es que la película no es de terror y no hay un auténtico triángulo amoroso. Y algunos personajes tienen las ridiculeces típicas de las caracterizaciones del cine coreano, con una nula profundidad.
Sin embargo, el deseo que domina a los protagonistas y tira de ellos hacia lados opuestos sí me gustó mucho. Y siempre preferiré al artista que lo intenta aunque no acierte al 100% frente al acomodado que va sobre seguro en temáticas y esquemas conocidos.
Quizá el problema de Thirst no sea tanto de la propia película, sino del hecho que Stoker y The Handmaiden me alucinaron brutalmente cuando las vi, y en este caso quizá mis expectativas no se cumplieron.
A continuación comparto el trailer de la película en castellano:
Thirst de Park Chan-Wook me impactó mucho menos que Stoker o The Handmaiden, que vi durante este año. Sin embargo, hay momentos cinematográficos tan potentes y tan diferentes a lo que podemos ver en una película occidental que su visionado se convierte en una obligación para todos los fans de las películas asiáticas entre los que me encuentro.
PUNTUACIÓN: 7/10